17 marzo, 2008

Llueve

Hora de la siesta. Estoy tirado en un sofá azul lleno de pelos de perro. Sobre la mesa se mezclan los restos del almuerzo y los apuntes que debería estar estudiando. Una mano me rasca las pocas ganas mientras la otra pulsa automáticamente el botón “+” del control remoto hasta anclar mi mirada perdida y mi mente vacía en algún reality show vespertino. Solo escucho frases sueltas… “todo se magnifica en esta casa” o “te voy a nominar el jueves”. Intento evadirme de mi ya evadida realidad y empiezo a lanzar conjuros.
Con el pensamiento recorro la casa en busca de ingredientes para tirar a una olla negra mientras un gato de ojos amarillos y una lechuza me observan detenidamente.
- Una foto con gafas de colores
- Una cabeza hecha con migas de pan
- Una foto en blanco y negro (aunque amarillenta del tiempo)
- Un vals para la amante de un vampiro.
- Un reloj de arena con 525600 minutos
- Una gota de perfume caro
- Tres cartas
- Un rosario
- Un par de alas para volar
- Un atardecer para el alma

Mezclo. Imploro. Conjuro. Hechizo…
Llueve.
Llueve torrencialmente y compruebo que soy un brujo poderoso.
La Nena Tormenta se hizo presente.
Salgo al balcón a mojarme de la Nena. No se si estoy llorando o es ella que recorre mi perfil para volver a aprendérselo de memoria.
Frío, helado, empapado y con la casa patas para arriba sonrío porque la Nena ha venido a visitarme.
Lloro cuando compruebo que me resulta imposible abrazar la lluvia.
Lloro cuando compruebo que aunque me resulta imposible abrazar la lluvia, la lluvia si puede abrazarme a mi.
Nena Tormenta ¡Cuánto te extraño!

1 comentario:

viole dijo...

que bueno que vaya cuando ud la llama