13 noviembre, 2008

La Palma de mi Mano


El Nene acecha y la tristeza crece. Procuro identificarme, reconocer las emociones que ahora mismo me hacen sentir así y no lo consigo. Quiero escribir y no se qué, quiero decir algo y no consigo más que enredarme en las escaleras de mi Torre de Babel mezclado en palabras in entendibles y expresiones desconocidas.
Me jacto constante mente del profundo conocimiento que tengo de mi y de mis emociones y justo en el momento en el que con soberbia impune me digo “me conozco como a la palma de mi mano” cierro los puños y advierto que no recuerdo en cual de mis dos dedos gordos tengo la cicatriz, no sé donde tengo el padrastro que me muerdo y ni hablar de orientación y longitud de las líneas que dicen ser de la vida y del amor.
No sé nada de mí, ni de mis emociones, ni de mis manos.

El Nene Girasol se acerca y con su marcador rojo favorito escribe en mi mano:

Vulnerable. Avergonzado. Expuesto. Imbécil. Desorientado. Estúpido.

Me sonríe y dice:
- Si alguien te pregunta ¿Que te pasa? ¿Cómo te sentís? Mirate en la palma de tu mano, que te lo dejé apuntado-

¡Maldito Niño! ¡Me conoce como a la palma de su roñosa mano!

No hay comentarios: