17 diciembre, 2012

La Constante



La serie iba, entre otras cosas, de un tipo que tenía la habilidad de viajar en el tiempo y el espacio, lo jodido era que él no lo controlaba, aparecía y desaparecía de su propia vida y tarde o temprano acabaría palmándola o loco de remate. Andar por el mundo sin nada en qué anclarse, a lo que aferrarse, acabaría con él.

De una u otra manera, esa es mi vida, voy y vengo, no sé  desde donde ni hacia donde pero estoy en un constante movimiento involuntariamente voluntario.

Mi entorno cambia. Mi gente cambia. Mis humores cambian.

Pienso distinto a cada instante. Siento diferente en cada momento. De repente odio las cosas que solía amar y adoro las que aborrecía. En los minutos pares lloro, en los impares insulto y en los múltiplos de tres me gusta arrancarme los pelos o darme cabezazos contra la pared.  Me miro al espejo y dudo de quien soy, de qué quiero, de qué espero.

Cambio. Muto. Me mudo de piel. Cambio de dolor. Renuncio a la fe.

Es entonces cuando escucho que estas apoyando la bici en la puerta de casa, abrís la puerta, saludas a los perros y te me acercas:

-¡Hola mi amor! ¿Me extrañaste? Me decís

Y todo es estable y todo está claro. Soy Juan. Estoy a tu lado. Te amo.

Sos mi constante, mi cable a tierra, mi truco para mantenerme cuerdo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te amo mi cielo!
Y pasarán los años, pero nunca dejo de pensar que sos lo más lindo que me pasó en la vida!!! Feliz aniversario!