25 junio, 2008

De mi mayor Consideración


Querido Dios:
Ante todo que te quede clarísimo que el “querido” es meramente protocolar, salvando, eso si, si tu inmensa e ilimitada sabiduría es capaz de leer tonos irónicos. Aclarado este punto, prosigo.
Me llamo Juan, no Job. No comparto con este sujeto ni nombre, ni época y muchísimo menos PACIENCIA. No estoy dispuesto a tolerar pestes ni desgracias solo para que demuestres a tu Ángel Caído la incondicionalidad de tus seguidores, es más, si Lucifer es asiduo a Blogger que sepa que mi alma está en venta y cotizando a la baja (escucho ofertas).
No sé que problemas tenes conmigo. Me bauticé, contra mi voluntad, pero me bauticé. Tomé la comunión, la confirmación y hasta consideré seriamente el meterme a cura. Me confesé, mucho, aun siendo conciente de que de lo único para lo que servía era para alimentar la mente calenturienta del cura del barrio en noches onanistas. O sea, me faltan pocos sacramentos para completar el álbum y ni hablar del dinero que tengo invertido en la fiesta de bautismo, las estampitas de la comunión y la ropa de la confirmación. Con lo cual repito: ¡¿Qué mierda te pasa conmigo?! Soy un fan, un cliente… ¡un inversor!
Me he puesto en contacto con gente de fé y todos, palabra más, palabra menos, han acordado en lo mismo: Dios tiene un plan para vos. Entonces la pregunta cambia, ya no es ¿Qué problema tenes conmigo? Sino más bien ¿Qué problemas tenes con mis planes?. Hasta donde escasamente me enseño mi catequista somos libres y con ese dato me creo capaz de realizar mis propios planes y lo que me jode soberanamente es que los hago en tu nombre y eso parece no importarte. Basta que hilvane algún proyecto para que complotes tus súper poderosas fuerzas cósmicas para sabotearlo, eso si, no sin antes colgarme la zanahoria en la cabeza con la garantía de que ya vendrá algo mejor.
Lo peor de todo es que todo esto te patea en contra. Intento vivir bajo tus reglas, no porque te tema, no por miedo a las eternas llamas infernales. Vivo bajo tus normas porque de verdad creo en ellas y lo único que conseguis es que vulnere algunas de tus principales máximas:
- Si amo al prójimo como a mi mismo, acabaría odiándolo.
- Si tengo fe y cada noche me prometo a mi mismo que mañana será mejor, no hago más que mentirme como a una mucama china
- Si no fornico elimino terminantemente la única vía de escape de mi mala onda
- Si sigo creyendo incondicionalmente, con fe ciega y absoluta, sin la más mínima prueba de que estas en algún lado perderé las pocas fuerzas que me quedan, extinguiré mis fuerzas a tal extremo que no seré tan siquiera capaz de hacer lo único que se hacer…amar (y si, esto es una amenaza)
No sé hasta que punto te importo. No sé si crees que al darme a mi marido y a la Nena Tormenta tengo que darme por satisfecho. No sé si en verdad sos asiduo a los castigos y todavía estas pasándome facturas, en ese caso, no sé que limites tiene tu usura y te recomiendo seriamente que te hagas ver la tendencia sádica con algún psicoanalista que haya escalado al cielo.
Yo creo, todavía creo. Pero necesito algo de vos. Si llamo a mis amigos, espero que mis amigos me llamen y lo mismo con vos. Si realmente te intereso, necesito sentir que no soy un objeto, un peón en el ajedrez de la fe contra la paciencia.
¿Es porque soy gay? ¿Es porque miro el papel higiénico después del limpiarme el culo? ¿Es porque me río cuando los patinadores sobre hielo se caen? ¿Es porque soy socialista? ¿Es porque miro Gran Hermano? ¿Es porque leí El Codigo Da Vinci? ¿QUE CARAJO TE PASA CON MIS PLANES? ¡SADICO!
Espero su pronta respuesta. Sin otro particular y poniéndome a su entera disposición
Me despido atentamente.
Amén

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