11 julio, 2008

Maquina del Tiempo (improvisada y selectiva)

El Nene Girasol corretea sigiloso por la casa. No parece tener intención de joderme en absoluto, lo cual es bastante sospechoso. Se lo notaba ocupado y entusiasmado (a pesar del poco entusiasmo que pueda despertar un libro de “Física Quántica para Principiantes”). Incluso parecía importarle bastante poco que He-Man estuviera a punto de levantar la espada como hace siempre a la hora de la siesta.
A decir verdad no estoy demasiado integro como para soportar los embistes de semejante mocoso y resignándome a las consecuencias lo deje hacer lo que le saliera de sus aun lampiños huevitos.
Dibuja algo extraño en la última hoja del cuaderno de comunicaciones y como quien hace la compra del súper recorre la casa en busca de cosas, mientras tanto repite por lo bajo, como quien pretende memorizar algo: “la velocidad es igual a la distancia dividida por el tiempo”.
Revuelve toda la casa, ya bastante revuelta, y reúne un tenedor, la tarjeta de memoria de la Play Station, las pilas del despertador, el cable de la plancha, el palo de la escoba y el del secador, la antena de la tele, el motor del secador de pelo de los perros y una calcomanía de coca cola.
El Nene Girasol está fabricando una máquina del tiempo y para el asombro de todos, con éxito.
Sin darme el lujo de contradecirlo y haciéndome el amigo lo convenzo de que me deje subir. Él, lejos de hacerme las cosas difíciles, como es su costumbre, accede amablemente dando una palmadita de invitación en el asiento del acompañante. Aprieta un botón (que en su momento perteneció a la tostadora) y viajamos al pasado. Claro que la maquina de un nene de nueve años no funcionaría como la de Julito Verne. Esta sólo muestra las cosas que quiere.

Descubro:
-Todas las cosas que perdí
-Toda la gente que lastimé
-Todas las mentiras que dije
-Todos los instantes que perdí
-Todo lo que nunca hice
-Todos los sueños que tuve
-Todas las cosas que no cambié

Regresamos casa a la misma hora de la siesta. El esboza una sonrisa cínica mientras ve a He-Man levantar su espada. Se que se ríe de mi, que permanezco sentado con cara de poker pensando en lo poco productivo del viaje y en que me quedé sin secador, sin escoba, sin despertador, sin plancha y sin Play Station.
¡Odio a este pendejo!

4 comentarios:

La Oveja dijo...

deberías dejar de darle bola al nene

P dijo...

Me encantó este post. Es una lástima que no lo haya leído.

Milana dijo...

¿Poco productivo el viaje? Llevadme en el siguiente, que valor no me falta... o quizá podría reconstruir esa peculiar máquina del tiempo... o robarla... o...

CAR. dijo...

Despues de mucho tiempo sin pasar por aqui, con alegria descubro que sigue siendo un lugar hermoso.

Me encanta la vida que muestra el este niño...